Por Alejandro Papa

Cada fotografía implica un recorte, un fragmento congelado de tiempo y espacio. Cada fotografía es un universo en sí mismo, pero su contexto es limitado, finito. El encuadre fotográfico nos deja ver todo un mundo, así como las operaciones de desencuadre nos sugieren el universo que subyace por fuera de los límites de cada imagen.

En la medida que la fotografía deja de verse como una unidad aislada y comienza a formar parte de un conjunto de imágenes, ese universo finito se expande ampliando las posibilidades de construcción de sentido e interpretación. Es el concepto de Sintaxis del que habla Barthes cuando enumera los diferentes procedimientos de connotación de la imagen fotográfica (Barthes, 1986:21).

 Sintaxis. Ya hablamos de una lectura discursiva de objetos-signos dentro de una misma fotografía, es natural que varias fotografías puedan transformarse en secuencia (es el caso corriente en las revistas ilustradas); el significante de connotación ya no se encuentra entonces a nivel de ninguno de los fragmentos de la secuencia, sino a nivel (supraseomental como dirían los lingüistas) del encadenamiento.

Mediante este procedimiento, la imagen fotográfica encuentra la posibilidad de conformar relatos más ricos y complejos. Contar con otras piezas de ese universo contenido en la fotografía nos brinda la posibilidad de construir situaciones, espacios, personajes. Una secuencia de imágenes nos permite establecer conexiones más sutiles y complejas, pudiendo desprendernos del uso de los estereotipos (Eco, 1980:164) que habitualmente se utilizan en la construcción de una única fotográfica que pretende lograr una rápida y unívoca decodificación.

Chema MadozLa principal cuestión a tener en cuenta a la hora de conformar una disposición en el espacio de una secuencia de fotografías es tener presente la composición general del conjunto, más allá de prestar atención a la composición individual de las fotografías.

Una secuencia de imágenes dispuestas en el espacio genera un sistema de relaciones que nuestro cerebro intentará decodificar mediante las conexiones que logre establecer entre los diferentes elementos que componen la totalidad.

Las leyes de la Gestalt que explican la forma en que percibimos las cosas, varias de estas leyes entran  en juego al disponer nuestras fotografías, pero la Ley de la Totalidad, predomina por sobre las demás relaciones que se logren establecer. Nos indica que no vemos elementos aislados, nuestro cerebro conecta las partes buscando interpretar el sentido general de lo que estamos viendo. De la totalidad de la composición se desprende algo más que la suma de los significados de cada uno de sus partes. El ejercicio en el que se está trabajando busca construir un personaje a partir del universo simbólico de objetos y espacios que habita. En la yuxtaposición de esas imágenes estaremos generando un relato, más allá de que esta no sea nuestra intención deliberada

A partir de una secuencia de imágenes, el recurso de la repetición puede servir trasmitir una idea a partir del conjunto o para enfatizar alguna situación. En el ejemplo se muestra una secuencia de fotografías del ex presidente Raúl Alfonsín, tomadas por el fotógrafo oficial Victor Bugge en ocasión de un encendido discurso. La secuencia y la repetición acentúan el carácter enérgico de su alocución.

Victor Bugge, discurso del ex Presidente Raúl Alfonsín

Se podrán establecer relaciones morfológicas mediante los objetos y formas presentes en las fotografías. Los niveles de lectura se construyen a partir de la jerarquía de las imágenes y sus elementos compositivos. Los diferentes tamaños y formatos servirán para pensar cual es el punto de entrada y cuáles son los caminos por donde transita el ojo. El orden de lectura puede ser determinado a partir de las líneas de fuerza (líneas creadas por objetos,  miradas, cuerpos, brazos, manos); y la utilización del color nos ayudará a generar conexiones y/o recorridos para la mirada.

Un elemento clave a tener en cuenta es la función de desencuadre. En la secuencia, el relato se construye a partir del conjunto y, al igual que en el cine e historieta, el desencuadre aquí tiene la posibilidad de resolverse: existe la posibilidad de dar respuesta a ese interrogante que se nos plantea, más allá del sentido que completa el espectador.

Por ejemplo, en la secuencia de dos fotografías de Gustavo Germano, de la serie Desaparecidos; el fotógrafo se vale del recurso del Antes y Despúes, usando los opuestos Presencia/Ausencia con el objetivo de resaltar lo que estaba y ya no. Esta serie parece remitir al juego de busque las diferencias, en este caso, obvias y trágicas. Tomando siempre una fotografía previa a la última Dictadura Cívico Militar, la secuencia se completa con una fotografía actual, en la misma locación, poniendo así de manifiesto quienes faltan en esas imágenes: los desaparecidos.

Gustavo Germano, Desaparecidos

Es fundamental pensar en todas estas cuestiones a la hora de disponer sus fotografías en el espacio. Pensar en el punto de vista, ponerse en el lugar del espectador y reflexionar sobre la relación que establecerá con las imágenes. Debemos pensar en el cuerpo, en la mirada, en la percepción a la hora de plantear nuestras fotografías. Establecer jerarquías, recorridos de lectura y diferentes niveles de interpretación que serán decodificados por quien contemple la secuencia de fotos.

 


Retórica de la imagen, Roland Barthes. En Lo obvio y lo obtuso, Barcelona, Paidós, 1986.

Lectura de “Steve Canyon”, Umberto Eco. En Apocalípticos e integrados, Barcelona, Lumen, 1980.

Fotografías de Chema Madoz

Fotografías de Victor Bugge, Discurso de Alfonsín

Fotografías de Gustavo Germano, Desaparecidos.