“Hay que planificar las películas” (Alfred Hitchcock, de El cine según Hitchcock de Francois Truffaut)

Realizar una película es poner en práctica un método y ejecutarlo a la perfección. Esto implica cumplir reglas ineludibles que van desde .lo técnico hasta lo físico, con escalas en lo humano, entre tantísimos factores a tener en cuenta. En este caso haremos hincapié en uno de esos pasos, previos a la filmación en sí: el storyboard.

La primera definición de storyboard que aparece en cualquier lugar es la de guión gráfico. O sea: una serie de dibujos perfectos desde lo técnico o bocetos más amateurs que se complementan con el guión escrito y con el guión el técnico para mostrar o pre visualizar cómo se deben filmar esas acciones que en su conjunto terminarán siendo la película en sí. Esa suerte de comic sirve de esquema para la producción del filme y se muestra en viñetas que contienen cada una de las escenas y que van ordenadas en función de la secuencia temporal de los hechos que se narran. Y muchas veces, al tratarse de un lenguaje informal, deben agregarse comentarios aclaratorios para cualquiera de los implicados en la acción (por ejemplo el movimiento que realiza un personaje o un elemento animado, las entradas y salidas de cuadro de un personaje o un elemento animado y, fundamentalmente, los movimientos de la cámara).

¿Qué se gana, entonces, con la realización de un buen storyboard en diálogo cercano con el resto de los guiones? Algo fundamental: la optimización del tiempo en función al plan de rodaje, que abarca no sólo todos los factores que pueden incidir en la filmación (desde el clima al vestuario, por citar sólo dos ítems) sino que también contiene un detalle para nada menor: el presupuesto económico.

De ahí a que, dada esa importancia y cercanía entre el director y el realizador del story, muchas veces los primeros se adjudiquen una importancia igual o mayor a la de los segundos. El ejemplo más elocuente al respecto se dio con una de las escenas más famosas de la historia del cine: el asesinato en la bañera en Psicosis de Alfred Hitchcock. Saul Bass, el diseñador que supo trabajar codo a codo con el inglés, afirmó en numerosas oportunidades haber sido él quien dirigió la toma, algo que fue desmentido tanto por Janet Leigh (la protagonista) como por el propio Hitchcock en su libro de conversaciones con Francois Truffaut, donde señaló que Bass trabajó en los créditos de la apertura y que sugirió ideas para el asesinato de Arbogast, que finalmente fueron rechazadas debido a una ausencia de Bass en el rodaje por enfermedad.

Psycho Saul Bass

Psycho –  Storyboard de Saul Bass

En cuanto a la toma de la bañera, cuenta el propio Hitchcock: “El rodaje duró siete días y tuvimos que utilizar setenta posiciones de cámara para obtener cuarenta y cinco segundos de película. Para esa escena me habían fabricado torso artificial conb sangre que debía brotar bajo la presión del cuchillo, pero no me serví de él. Preferí usar una muchacha, una modelo desnuda, que sirviera de doble de Janet Leigh. De esta no se ven más que las manos, los hombros y la cabeza. Todo el resto está hecho con la modelo. Naturalmente, el cuchillo no toca jamás el cuerpo, todo está hecho en el montaje. No se ve jamás ninguna parte tabú del cuerpo de la mujer, pues filmamos al ralentí ciertos planos para evitar recoger en la imagen los senos. Los planos rodados al ralentí no fueron acelerados después, pues su inserción en el montaje da la impresión de velocidad normal”.

Planificación, causa, efecto y victoria final. O, como también dijo Hitchcock, “Cuando se escribe una película es indispensable separar claramente los elementos de diálogo y los elementos visuales y, siempre que sea posible, conceder preferencia a lo visual sobre el diálogo. Sea cual sea la elección final con relación a la acción que se desarrolla, deb e ser la que con mayor eficacia mantenga el interés del público. En resumen, se puede decir que el rectángulo de la pantalla debe estar cargado de emoción”. Comparen el storyboard y la escena, y saquen sus propias conclusiones.