Cada artista define diferentes modos de relacionarse con el espacio. Estos modos de relacionarse con el espacio proponen diversas operaciones retóricas: trazados, señalamientos, delimitaciones, apropiaciones, jerarquizaciones. Por medio de estas operaciones un artista habita su espacio, su propio territorio.

Las operaciones retóricas generan diversas formas geográficas, cuyas dinámicas están definidas por las cualidades específicas que las configuran.

Desde este aspecto geográfico podríamos decir que algunas de las cualidades que definen estas dinámicas pueden ser: el acceso, el límite, el abismo y la superficie.

En su propio territorio, cada artista genera una manera de establecer su dominio existencial. Por medio de esta apropiación del espacio, un artista despliega su imaginario y da cuenta de su propia y singular cosmovisión. En la representación de este imaginario singular, convergen diversos lenguajes: visuales, sonoros y corporales.

Frente a estas acciones estableceremos dos cosas: 1) Que el espacio de representación siempre será habitado, y 2) que la proyección de ese espacio será el resultado de una decisión.

Entonces podemos potenciar toda nuestra práctica involucrando nuevas problemáticas en conjunto: ¿Qué estoy haciendo? ¿Para quién? ¿Dónde? ¿Cómo lo voy a hacer?

Al recorrer el espacio entramos en contacto con él. Al recorrer el espacio instalado nos encontramos con un resultado diferente. Este recorrido no es sólo un aspecto físico, también nos involucramos con un aspecto simbólico.

Los elementos propiamente espaciales y el conjunto de sus formas, caracterizan un territorio. Podemos mencionarlos de la siguiente manera:

  • El acceso, línea que uno debe atravesar para ingresar a un lugar. Un espacio de pasaje hacia algo distinto, un cambio o una transformación.
  • El límite, línea que nos presenta distintos niveles de dificultad para atravesarla. Nos propone un espacio cerrado o abierto. Separa aquello que es distinto.
  • El abismo, línea que nos separa de un lugar profundo y peligroso. Un lugar inmenso, incomprensible.
  • La superficie, un estado donde casi todas las líneas mencionadas organizan el territorio, lo que puede relacionarse también con su composición, es decir, las relaciones espaciales más o menos regulares entre los aspectos que involucran las dimensiones que esta ocupa.

Estos son los elementos que organizan el espacio, con ellos se encontrará el espectador en primer lugar. Este es el aspecto de nuestra disposición espacial. “Se trata de regular la distancia entre un sujeto espectador y un espacio organizado por el juego de los valores plásticos.” Jacques Aumont, en El papel del dispositivo. En La imagen, menciona esta idea en relación a la gama de los valores plásticos ligado al conjunto de las formas visuales. En el análisis de determinadas instalaciones, voy a dar apertura a los distintos valores que puedan caracterizarla desde un aspecto representativo, tanto la composición de la imagen como la del espacio. Considerando esta apertura podemos decir que el espectador no percibe solamente un espacio representado, también percibe un espacio instalado con ciertos valores plásticos, involucrando la superficie territorial como si fuera una imagen en sí misma.

 

El artista danés-irlandés Olafur Eliasson en su obra Riverbed desdibuja el límite entre el mundo natural y el artificial. En la superficie espacial el espectador percibe la representación de un espacio exterior instalado en el interior de un museo. De este modo la obra cuestiona el significado y la experiencia del propio museo. Tiene en cuenta todas las complejidades implícitas en la composición espacial y su relación con el espectador, transformando el rol del museo y proponiendo una participación visual y corporal. Al explorar este proceso de habitar un determinado territorio, el artista direcciona la atención del espectador hacia la obra misma y por lo tanto el espectador es a su vez parte ella. Su propuesta evoca cierto sentimiento de libertad en el comportamiento tradicional de los espectadores en los museos. El límite se manifiesta en el espacio por medio un paisaje vacío; Paredes blancas que direccionan la subjetividad del espectador hacia la libertad de reflexión, la experiencia y el sentido de la obra.

 

“Water Pendulum” es otra obra de Olafur Eliasson, en esta obra el espacio se presenta de modo distinto a la anterior. Es una sala completamente oscura. Una sucesión constante de flashes nos permiten ver los diversos estados del movimiento del agua que es expulsada desde una manguera. La presión del agua influye sobre el movimiento de la manguera logrando un movimiento discontinuo. En esta obra, la luz es el principal elemento organizador del espacio. La ausencia de luz nos sitúa en la línea del abismo, donde no podemos definir cuál es la profundidad del espacio y sus límites. Quedan eliminados el contorno del espacio favoreciendo la ocupación y el protagonismo del movimiento del agua. No hay un marco definido que separe al objeto dentro del espacio de representación.

 

El artista suizo Zimoun, en su obra 60 medical infusión sets, deja en evidencia cuál es el límite y lo hace mediante la organización de los objetos en la superficie. En la superficie observamos como una serie de objetos industriales funcionan en conjunto combinados con el sonido rítmico.

Este conjunto se multiplica por todo el espacio y la repetición de estos objetos señalan cuál es el recorrido. Desde cualquier punto de ubicación en el espacio percibimos el caos por medio de la experiencia sonora.

La obra consiste en un juego de goteo sobre una placa de metal caliente. Al entrar en contacto con el metal el agua se transforma en vapor, momento marcado por un sonido crujiente. En un periodo de tiempo las láminas se oxidan, y actúan como si fueran lienzos que documentan la transformación química del material.

En comparación a otras obras de Zimoun, podemos percibir una desaceleración del tiempo: los intervalos silenciosos actúan como fuertes contrapuntos de la vaporización. Cada vaporización dirige nuestra mirada a la respectiva chapa, generando una conciencia espacial específica de la matríz dentro de la instalación.

 

El artista venezolano Carlos Cruz Diez, en su obra Cromosaturación nos presenta un territorio completamente definido y controlado por el color.

Para él el color es un elemento importante en su obra y la forma es sólo un vehículo del color. El estímulo visual es inducido por el color, dejando en segundo plano la forma.

Por medio de este aspecto plástico configura el espacio. Los límites de la forma son claramente definidos por los diferentes colores. El acceso de un cubículo a otro, hace que un objeto cambie progresivamente de color con el desplazamiento del espectador. De esta manera el color se presenta también como una situación efímera.

El artista propone una experiencia para el espectador dándole la posibilidad de recorrer estos espacios y por medio de esta obra cuestiona la noción de soporte estable -como era en la pintura- para encarar el color en la inmaterialidad de la luz.

 

Con estos ejemplos podemos comprender como el lenguaje visual aporta su especificidad en la construcción del espacio. Cabe destacar que las obras mencionadas abordan esta problemática desde la subjetividad artística.

En particular, en relación con el diseño gráfico, es fundamental repensar todo el conjunto de formas espaciales. Plantear la posibilidad de proyectar estas formas, con el fin de recorrer el espacio mediante experiencias comunes. Como diseñadores siempre organizamos y significamos el espacio. Podemos pensar como el espacio se vincula con el campo visual según las líneas que la configuran:

– La Superficie de la imagen y su organización. Teniendo relación directa con la composición los límites, el acceso y el abismo.

– La gama de los valores, ligada a la mayor o menor luminosidad de la superficie y el contraste global que hace nacer esta gama.

– La gama de los colores y sus relaciones de contraste.

– Los elementos gráficos simples, especialmente importantes para los trazados, señalamientos, delimitaciones, apropiaciones, jerarquizaciones.

– La materia de la imagen misma en cuanto da lugar a la percepción, por ejemplo, el tipo de proyección, o el formato de pantalla.

 

 

Referencias Bibliográficas:

AUMONT, JACQUES. (1992)  Cap. 3 “El papel del dispositivo” La Imagen. Barcelona. Ediciones Paidós Ibérica, SA

MOLINARI, EDUARDO. (2015) Cap. 1 “Aproximación cultural y social al espacio. Territorio, pliegue y espesor” El Pliegue.